septiembre 09, 2010

Ciudad Promesa

No me gusta esta reserva de las calles
con soldados desconocidos
de belicosos vituperios
con paladines ensombrecidos
y gotas de plomo en las gargantas

No me gusta esa supuesta estratagema de combate al crimen
no la entiendo…
este desconcierto impregnado de serosa codicia
sin rumbo aparente
con reclamos ciudadanos justificados
con desconfianza inerme

Inmundicia, cochambre adherido a las paredes de la sinrazón
de la viscosidad del suspenso,
del miedo,
de la parálisis del espíritu en esta Ciudad otrora Promesa

¿Qué nos pasó? ¿Dónde extraviamos el rumbo?
¿Dónde se atoró el pico de la paloma y nos quedamos sonámbulos caminando en la ignominia?

¡Qué no me gusta esta desazón!
este obnubilado pensamiento,
desaliento…

Por eso grito fuerte ¡¡Todos al suelo!!

¡Qué vuelen de nuevo mariposas blancas!
¡Dejádlas libres!
Qué no todo está perdido
Que nada es negro ni blanco,
Que nada es bueno, ni malo

Sólo es esta nata sombreada sobre las sienes del humano
que olvidó quién era antes del caos

¡Qué se levante el adalid de la esperanza!
el canto del poeta
¡Qué busque ansioso proscribir del mundo esta inmensa tristeza
y esta absurda sed de venganza!